Los antioxidantes son nuestro sistema de defensa, nuestro “ejército” que lucha contra los radicales libres. No actúan aisladamente, sino que trabajan en red, es decir, junto a otros antioxidantes. Previenen o retardan la oxidación de las células y, en algunos casos, hasta revierten el daño oxidativo de las células afectadas. El mecanismo más conocido se refiere a la capacidad que tienen muchos antioxidantes para neutralizar la acción de los radicales libres, transformándose, a su vez, en un radical libre debilitado, que no hace daño. Como actúan en conjunto, este antioxidante que se sacrificó puede revivir al unirse a su antioxidante “asociado”.