Ahora que sabemos cómo funcionan los antioxidantes y los radicales libres, hablemos de cómo estos últimos afectan específicamente a la fertilidad. Nuestro cuerpo está constituido por células que necesitan ser protegidas de los radicales libres. No sólo las células que conforman el óvulo y el esperma pueden ser dañadas por los radicales libres, sino también las que constituyen los órganos reproductores y las glándulas que producen hormonas reproductivas. Si estas células no están en una condición óptima, los órganos, el óvulo y el esperma no funcionarán adecuadamente.
